Pero es su letra. La compuso entre mis besos una tarde de domingo. Diga lo que diga. Duela lo que duela. La dedique a quien dedique.
Esa boca es solo mía aunque muerda otros labios.
Cada acorde de guitarra grita en susurros la fábula onírica en la que vivimos nuestro amor. Canta y cuenta las horas robadas al reloj de arena que se para en su presencia.
Cada nota, es un beso secreto robado entre nubes mentirosas. Un mensaje entre las líneas que separan nuestros pies.
Es su letra. Mi canción y aquella historia. Oculta, oscura y rabiosa como las noches sin luna.
RELATOS presentados a Concurso
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