
Me quedé colgada todo el día en esa mirada.
Observo la mariposa posada en mi ventana. Apoyo el peso de mi cabeza, llena de ti, en la palma de mi mano , y mientras campanilla revolotea y esparce su polvo de hada a mi alrededor , me columpio en el recuerdo de los cinco segundos que ha durado nuestra historia de amor.
Una coqueta nube de algodón rosa decide unirse a la fiesta. Me subo en ella, la mariposa también. Viajamos juntas las tres por todo el comedor mientras río a carcajadas y me acuerdo de tu pelo.
Nunca molestas... me susurras cuando pido permiso con cualquier excusa que disfraza de nuevo el llamar tu atención.
Sé que estoy loca por ti. Que lo nuestro es imposible. Que está ella y no estoy yo. Y es el pan de cada día.
No se lo he contado a nadie. Nadie sabe de tu beso. De mi beso. De lo nuestro.
Oigo música de fondo mientras viajo en mi nube. En la calle todos cantan. Suenan flautas y tambores y yo solo pienso en ti.
Ya no hay nadie en esta isla. Y te acercas. Y te huelo. Y me miras con tus gafas. Redondas. Y sonrojas mis mejillas . Y me entrego a la locura del amarte sin razón.
Nunca molestas. Y me besas, y te pruebo. Y me gusta. Demasiado..
La nube también se marcha. Quiere brillar el Sol. La ventana parece más grande porque mi mundo se ha ensanchado desde que estás tu en él.
Acaricias mi cara con tus dos manos y aprietas mi pelo agarrándolo desde la nuca. Depositas toda la pasión que yo intuía en este beso clandestino y me doy cuenta de que lo has soñado antes.
Nos miramos asustados, me tiembla la cordura y simplemente alucino. De cerca, de tan cerca, todavía eres más guapo.
Nos miramos asustados, me tiembla la cordura y simplemente alucino. De cerca, de tan cerca, todavía eres más guapo.
Deslizas tu dulce lengua por mis labios y estremeces mi interior. Quiero más. Quieres más.
La música ha parado. Son casi las siete. Me rindo a tu recuerdo y sueño con verte mañana.
Tras tu beso apasionado en el cual desvelas más de lo permitido, te retiras de la escena y nervioso te echas el pelo para atrás. Sientes que ha sido un error. Dar rienda a lo más oculto saltando protocolos no está bien. Pero me miras y te late fuerte el corazón. Resoplas , yo estoy quieta en el mismo rincón donde me has dejado tratando de volver al suelo y observando cuán niño eres tras toda esa seria y perfecta apariencia. Regresas a mi boca y me besas de nuevo, ya sin miedos, sin nadie que nos vea o nos juzgue más allá de nosotros mismos y en un susurro me dices que esto es una locura.
Empieza a hacerse tarde, sigo mirando por la ventana y sueño que sueñas con soñar conmigo.